Alrededor de medio centenar de perros abandonados son rescatados por mes de las calles de Concepción. La cifra desnuda la notable profundización de un drama que se constituye también en una amenaza para la salud pública. El incremento de la cantidad de estos animales, sin hogar y que deambulan por distintos lugares del microcentro y por zonas aledañas, se comenzó a observar a partir del inicio de la pandemia por la covid-19. ¿Qué relación tiene?
“La creencia de algunos, de que (los perros) son propagadores del coronavirus y al mismo tiempo los problemas económicos y laborales que se suscitaron en muchas familias -por las medidas que se tomaron para impedir el avance de la enfermedad-, llevaron a que algunos animalitos sean abandonados en sitios baldíos o en paseos públicos” explicó Nazareno Svaldi.
El muchacho es uno de los 20 integrantes de un grupo independiente de jóvenes -en su mayoría, mujeres-, abocados al rescate de animales abandonados en las calles. La agrupación se llama “Garrapatitas”, y trabaja con recursos originados mediante rifas, ventas de dulces o de alimentos, y donaciones. No reciben ayuda estatal. Además carece de sede propia para el albergue de los canes y de otros animales, como gatos e, incluso, caballos.
“Nos manejamos con una página de Facebook. A través de ella la gente nos comunica sobre la existencia de algunos animalitos abandonados y nosotros vamos a su rescate. Enseguida le conseguimos una casa de tránsito, o nosotros mismo los tenemos hasta que aparece un interesado en adoptarlo”, explicó Aldana Arroyo. “A partir del mismo momento que lo rescatamos se lo lleva a un veterinario, que nos da una gran mano, para que se chequee su estado de salud y lo vacune. El gasto lo cubrimos nosotros” indicó.
Agregó que, en ocasiones, la cantidad de perros abandonados los desborda. "Yo llegué a tener hasta 20 en mi casa. Afortunadamente nuestros padres nos apoyan; pero claro, hasta cierto límite. Después lo logramos reubicar a través de una adopción responsable”, contó Nazareno.
Con frecuencia se dan con animales muy enfermos o heridos. “En los últimos días rescatamos tres perros con Tumor Venéreo Transmisible (TVT). El tratamiento de la enfermedad es costoso. Hablamos de unos 20 frascos de medicina, a $ 2.000 cada uno”, detalló.
La cantidad de perros y de gatos abandonados apunta a seguir creciendo, en razón de que el quirófano municipal para la castración permanece cerrado desde el inicio de la cuarentena y, por ahora, no hay indicio de que vaya a reabrir, según admitieron desde la Municipalidad de Concepción.
Responsabilidad del Estado
A criterio del veterinario Pablo Pérez, el problema que se observa en "La Perla del Sur" también se da en el ámbito nacional. Al margen de la interpretación de los jóvenes rescatista, el profesional da su visión sobre el tema. “Este drama de los animales callejeros ha excedido la posibilidad de control simple. Esto se debe a que la gente culturalmente les da de comer y los mantiene suficientemente resistentes para que soporten enfermedades y no se mueran. Incluso a veces lo curan y después lo vuelven a dejar en la calle” explicó.
Esta situación, según añadió, genera una serie de problemas. "En primer lugar se reproducen sin control. Después, ocasionan numerosos accidentes de tránsito, muerden a personas, transmiten enfermedades y matan animales de otros vecinos. Son animales semivagabundos y son la génesis de una problemática muy amplia” indicó.
Pérez señaló dónde radica la responsabilidad de esta situación. "Claramente compromete al Estado, en función de controlador y de regulador de las actividades en sociedad. No se puede permitir que haya dos o tres perros en la esquina de un barrio, y que no dejen pasar a una persona ni siquiera a comprar una gaseosa en un quiosco. Esto sucede en un montón de lugares”, apuntó.
¿Qué debería hacer el Estado para controlar esta situación?, se le preguntó. “En primer lugar, debería implementar un programa a largo plazo de castración masiva de animales callejeros. Y esta debe ser inteligente y sostenida. Hasta hace poco se castraban como máximo ocho al día. Si tenés un perro te dan un turno de dos semanas. Después ni lo llevas. No es inteligente. Esta tarea debe hacerse con más veterinarios”, contestó.
Según Pérez también se precisa un plan de información muy claro para cambiar la cultura de los tenedores de perros. “Por ejemplo, está mal que ellos le abran el portón al animal para que haga sus necesidades en la calle. Yo le insisto esto a los dueños y se ofenden. No entienden. Hay que tener un 100% de tenedores responsables. Y para eso hace falta una acción clara de información, de castigo o multas para gente que lo incumpla”, concluyó.